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20 septiembre 2009

Emilio del Guercio, poeta y pintor de música.





El gran músico argentino Emilio del Guercio (1950), fue integrante de Almendra y Aquelarre, bandas pioneras que marcaron una época de gloria dentro del rock en Argentina.
Músico reconocido por su capacidad melódica y sensibilidad para componer, y por sus virtudes como gran bajista y excelente vocalista.
Ésta es una nota que hicimos con mi amigo Ramón Manzur para el programa radial CD-Rock de F.M. Puente de Necochea, Argentina realizada en Diciembre 1997, mientras se estaba gestando la reunión de Aquelarre...

"Yo hago rock? Supongamos que sí...
Sigo componiendo canciones. Y como soy muy exigente con mi trabajo de composición, me lleva meses hasta estar conforme con alguna de ellas.
El tipo de música que hago es una continuidad de lo que he venido desarrollando a través de los años, incluídas mis épocas con Almendra y también con Aquelarre.
Seguramente el cambio más notorio fue a partir de "Pintada" (1982), por lo tanto, yo supongo que las canciones que aún no he grabado, están en relación con el ambiente musical de ese disco. Y cuando digo supongo, es en serio porque el compositor no puede saber sino a través de la respuesta de la gente cual es la imagen que su música tiene más allá de los límites de su propia cabeza.
No he grabado un nuevo disco porque estuve un poco alejado de la actividad musical, pero tengo una buena cantidad de temas que pienso grabar apenas se den las posibilidades con algún sello discográfico.
No sé responder muy bien a la pregunta de cómo veo la música hoy. Apenas puedo esbozar algún comentario muy personal y supongo parcial. Creo que ésta no es una época que se destaque mucho por la creatividad y la búsqueda en ampliar los lenguajes musicales y de letras de canciones. Esto lo digo por lo que se ve o escucha, pero creo que como en todas las épocas, habrá gente muy talentosa componiendo y escribiendo en su casa pero sin la posibilidad de grabar o difundir su trabajo.
Escucho todo tipo de música que me interese, ya sea rock, jazz, flamenco, folklore, etc.
Almendra y Aquelarre para mí fueron dos grupos fundamentales, desde el punto de vista musical como en la experiencia humana personal con todos sus integrantes.
Respecto a la posibilidad de que Aquelarre vuelva a tocar, les digo que es posible... que si. Pero cuándo no lo sé...
Después del disco "Pintada", estuve experimenando un tiempo largo con un trío de guitarras, luego le agregué percusión, etc, después cuando nació una nueva hija (tengo dos) dejé un tiempo de tocar y me dediqué al diseño, al dibujo y la pintura que es otra de mis pasiones. Sin embargo seguí componiendo en casa.
El dibujo y la pintura son súper importantes en mi vida, porque lo hago desde muy chico y me da placer hacerlo. Siempre caminé con un pie en lo gráfico y otro en lo musical. Y combinar esos dos mundos, aunque no lo parezca a simple vista, me ha enseñado a comprender un poco más de cómo se termina una idea, ya sea musical o visual.
Las letras de mis canciones no surgen de una ideología preinstalada en mi voluntad de escribir o de relatar algo. En general surgen de sensaciones internas que tengo del mundo o de la vida que viven otras personas o de la mía misma. Trato de escribir algo que sea sensible, relacionado con lo emocional, que sea para la música pensada en fonética castellana y me esfuerzo para que también posea calidad literaria.
Con mis ex compañeros de Aquelarre y Almendra tengo buena relación en general. Destacando que en realidad yo tengo con cada uno de ellos, un tipo de relación que es personal. Aunque todos juntos fuimos un "conjunto" que la gente a veces ve como una unidad (en el plano de la música) no lo es en el campo de las relaciones interpersonales.
Existe material inédito de Aquelarre grabado en España, es un tema que se llama "Mágico y natural" y se editó en un L.P. de varios grupos españoles y franceses. También hay (mal grabadas) actuaciones en vivo del grupo en España y por supuesto en Argentina.
En cuanto a actuaciones mías personales, hay algunas con La Eléctrica Rioplatense, con el trío de guitarras y alguna otra con teclado y guitarra solos.
Se pueden conseguir solamente si las piratean, con lo cual tendrían luego que arreglárselas con mi abogado, o con algún guardaespaldas que consiga si no entran en razones...ja!
He comenzado a hacer giras por el interior del país de a poco nuevamente con la formación de La Eléctrica Rioplatense (Claudio Mendez en teclados, Luis D´agostino en guitarra eléctrica, Daniel Insusarry en bajo y voz, y José Luis Colzani en batería), recordando además los 30 años del Rock Nacional."

A pocos meses de esta nota, Emilio del Guercio decide reaparecer con sus antiguos compañeros de Aquelarre para brindar dos actuaciones en vivo en diciembre de 1998 en el teatro Presidente Alvear, que quedaron grabadas en el disco "Corazones del Lado del Fuego" (1999), que además de repasar los clásicos de la banda, incluye los temas inéditos: "Blues y Vino" y "Mágico y Natural".

                                                           Fernando Gonzalez



13 septiembre 2009

Paul Mc Cartney en Barcelona



Paul McCartney "Back in the World Tour"  Palau Sant Jordi, Barcelona, 28 de marzo de 2003.

Buscando material para el blog, encontré un borrador de la crónica que hice para una revista de la última vez que Paul visitó la ciudad de Barcelona en 2003 (finalmente no me la publicaron y quedó guardada).
Debo admitir que para mí ver a Paul Mc Cartney es estar frente a uno de mis super héroes, quien junto a John Lennon, son los compositores de la banda sonora de gran parte de mi vida, y también de la de muchos.
El concierto forma parte del "Back in the World Tour", gira que comenzó en abril de 2002 en California y que terminará en Mayo de 2003 en Dublín.
Durante dos horas y media y con un set list inigualable de 36 canciones, que incluye 22 temas de Los Beatles, y abarca 4 décadas, Paul nos llevó mágica y misteriosamente por un viaje interior directo al corazón, porque él tiene la llave de la máquina del tiempo que hoy revive la nostalgia, esa llave que son las canciones que sin querer cambiaron el mundo.

En el comienzo, al mejor estilo “Cirque du Soleil”, iban apareciendo algunos personajes entre la gente desde las plateas, comediantes, bailarines, acróbatas y vestidos de época, subieron al escenario creando un mundo de fantasía. Tras ese pequeño show se ilumina un enorme círculo blanco, con la sombra del clásico bajo-violín de Paul, y de repente aparece Paul levantando su bajo como en los tiempos de la beatlemanía, entonces se abre el telón con toda la banda dándonos la bienvenida con “Hello goodbye”, mientras el Palau Sant Jordi con 18000 personas estremecidas estalla de emoción.
Era la vuelta del único ex beatle en actividad, luego de diez años de ausencia por escenarios españoles, estaba el mito viviente Paul Mc Cartney, este músico excepcional frente a frente con nosotros. La presencia de Paul genera emociones y sentimientos profundos, pero por sobre todo respeto y agradecimiento por toda su música.
Con una excelente puesta en escena elegante y vistosa, con pantallas móviles de distintos tamaños, que cambiaban según la canción, comenzaba un show inolvidable para todos los que somos verdaderos fans de Los Beatles.
Después de saludar “Hola España” y “Bona nit Barcelona”, Paul prometió a toda la gente una noche con el mejor rock, y así la banda comenzó a tocar una versión contundente de “Jet”, un tema de Wings, seguida de “All my loving”, para luego presentar “Getting better”, tema que Paul interpretaba por primera vez en vivo, ya que con la tecnología actual, se pueden reproducir los sonidos que Los Beatles creaban mediante el uso de loops, cintas pasadas al revés y experimentos sonoros varios, imposibles de reproducir en otras épocas.
El concierto continuó con “Coming up", “Let me roll it”, “Lonely road”, y “Driving rain”, luego Paul se sentó al piano, para cantar “Your loving flame”, el primer homenaje de la noche dedicado a su mujer Heather Mills.
La nueva banda de Paul McCartney que está integrada por los jóvenes Rusty Anderson y Brian Ray en guitarras, el inseparable Paul "Wix" Wickens en teclados y el enorme baterista chicano Abe Laboriel Jr, es un justo equilibrio entre sutileza y apabullante contundencia.
En ese momento la banda abandona el escenario dejando solo a Paul, quien acompañado de su guitarra acústica cantó magistralmente “Blackbird”, “Every night” y “We can work it out”, para finalizar su set unplugged con “Mother nature´s son”.
Paul volvió a sentarse, pero esta vez frente a otro piano de colores psicodélicos e interpretó los clásicos “You never give me your Money / Carry that weight” y “The fool on the hill”.
Entonces llegó el momento más emotivo de la noche, cuando Paul rindió un homenaje a sus compañeros de Los Beatles, primero con su guitarra acústica cantó “Here today”, hermosa melodía compuesta para John cuando fue asesinado. Y recordó que no podemos dejar de decir lo que sentimos a nuestros seres queridos, porque luego puede ser demasiado tarde. En ese momento el público comenzó a cantar “Give peace a chance” y todos corearon el nombre de John. Luego con ukelele hizo una versión de “Something” muy curiosa al estilo foxtrot, obviamente dedicada a George.
Mientras tanto la banda regresa para tocar la grandiosa “Eleonor Rigby”, y nos regalan una hermosa versión de “Here, there and everywhere” y “Calico skies”, ambas con coros y acordeón. Las baladas continúan con una de las más famosas de la historia: “Michelle”, con bellísimas imágenes del París antiguo y una ovación de todo el estadio. Entre tantas melodías perfectas llegó una de las obras maestras de McCartney y uno de los más grandes éxitos en su etapa con Wings: “Band on the run”, ejecutada de manera impecable.
“Back in the USSR” levantó a todo el estadio, seguido por dos geniales temas de Wings: “Maybe I´m amazed” y “Let ´em in”.
Hubo también otra dedicatoria y fue para Linda, la preciosa balada “My love”, con su grandioso solo de guitarra.
“She´s leaving home”, fue otro de los estrenos, jamás interpretada en vivo, realmente una joya rescatada de “Sgt Pepper”, un trabajo con arreglos perfectamente logrados, simplemente genial.
Luego “Can´t By Me Love” nos transportó a los años de la locura de la beatlemanía, y “Live and let die” nos llevó al momento cumbre del show, tocada con una fuerza increíble, y con una escenografía espectacular que incluía juegos de luces, fuego y explosiones. El grupo suena con una fuerza arrolladora, muy compacto y con una contundencia que las anteriores bandas de Paul como solista jamás tuvieron, mientras que Paul, que se hace el agotado por el rigor del tema, nos demuestra que tiene cuerda para rato, porque lo vimos joven, de muy buen humor haciendo bromas y hablando mucho en español durante todo el show.
Otro momento de gran emoción se vivió con dos de las mejores canciones de todos los tiempos, con Paul al piano cantando “Let it be” y el himno “Hey Jude”, en el que participó el público tarareando al unísono el famoso coro del final.
El concierto prosigue hacia la recta final con más canciones de Los Beatles primero con la intimista “The long and winding road”, y luego a todo rock con “Lady Madonna”, “I saw here standing there” que levantaron a la audiencia haciéndola vibrar, para terminar el set list con ”Birthday” en un final de antología.
Paul reaparece con su guitarra porque aún quedaba un regalo más: “Yesterday”…
Y finalmente la banda reaparece por segunda vez en el escenario para ofrecernos el último bis en un cierre del show fantástico “Sgt. Peppers reprise” y “The End”, con los solos que fueron la épica despedida de los cuatro grandes de Liverpool.
Es un privilegio haber podido ver a Paul Mac Cartney, el compositor más exitoso de la historia del rock, la leyenda viviente más grande de todos los tiempos.
Los Beatles continúan viviendo en él…"And in the end the love you take is equal to the love you make..."

                                                       Fernando Gonzalez



11 septiembre 2009

El Jazz de "Rayuela".



Aquellos que conocen a Julio Cortázar saben que era un amante del Jazz, y eso quedó reflejado en muchos escritos, pero principalmente en su cuento "El perseguidor" y en su obra maestra "Rayuela".
Existen en “Rayuela” y en toda la obra de Julio Cortázar múltiples referencias al jazz.
Cortázar era un escritor libre, y amaba el jazz porque “era una música que permitía todas las imaginaciones”.
La imaginación para improvisar que tiene el jazz le da al músico libertad para crear e interpretar, y justamente el virtuosismo de la improvisación y la libertad de esa música fueron dos de sus armas creativas para poder lograr en su obra maestra “Rayuela” (1963) una novela de estructura libre, a través de una nueva visión de la narrativa que se diferencia del discurso tradicional de la novela.
Julio Cortázar, señaló en una entrevista, que la importancia del jazz está:
"en la manera en que puede salirse de sí mismo...permitiendo todos los estilos, ofreciendo todas las posibilidades, cada uno buscando su vía. Desde ese punto de vista está probada la riqueza infinita del jazz; la riqueza de la creación espontánea, total... cada músico crea su obra, es decir que no hay un intermediario, no existe la mediación de un intérprete...la improvisación, una creación que no está sometida a un discurso lógico y preestablecido sino que nace de las profundidades..."
Ese jazz, que tanto amó Cortázar, le permitió liberarse de las normas preestablecidas.
En Rayuela, el autor propone dos maneras distintas de leer el texto: la tradicional lectura lineal, o siguiendo un orden aleatorio propuesto por él mismo.

Los capítulos 17 y 18 de “Rayuela” están plagados de imágenes y sonidos de Jazz.
Un grupo de intelectuales melómanos que viven en París y se hacen llamar “El club de la serpiente”, formado por Horacio Oliveira (tal vez su otro yo) y sus amigos, escuchan en el tocadiscos discos de jazz y comentan y opinan apasionadamente sobre los jazzman, las letras y el arte “entre el humo y el jazz”…
Aunque Julio Cortázar vivía en París por aquellos años y pudo experimentar el fenómeno del free jazz, corriente musical que llegaba a Europa desde la América de postguerra, estos personajes de “El lado de allá” escuchan un jazz muy temprano, basado en el blues y en el bebop.
Oliveira y compañía admiran y escuchan a los maestros de los orígenes: Bix Beiderbecke, Louis Armstrong, Fats Waller, Big Bill Broonzy, Bessie Smith, Bunk Johnson, pero también hacen referencias a músicos de bebop como Oscar Peterson, Thelonius Monk, Kenny Clarke y Dizzy Gillespie.

“El bop se asocia con el desacato social: los "boppers" se sentían ajenos a la sociedad y se vestían de un modo que mostraba claramente su rebeldía -usando anteojos negros que ocultaban su mirada de la de los demás; hablando su hip-talk o lenguaje secreto.
Para medir hasta que punto llegaba este enajenamiento, nada más hay que mirar la vida del bopper más destacado: Charlie Parker” (Leslie Barry)
En la novela “El perseguidor” Julio Cortázar relata la vida de un genio saxofonista enganchado a las drogas que vive persiguiendo una idea que nunca alcanza porque su vida va 15 minutos por delante de él. Una metáfora de la vida de Charlie Parker.

En "Rayuela" el jazz está presente y no es solamente la música de fondo…
“Y la maga estaba llorando, Guy había desaparecido, Etienne se iba detrás de Perico, y de Gregorovirus, Wong y Ronald miraban un disco que giraba lentamente, treinta y tres revoluciones y media por minuto, ni una más ni una menos, y en esas revoluciones Oscar's Blues, claro que por el mismo Oscar al piano, un tal Oscar Peterson, un tal pianista con algo de tigre y felpa, un tal pianista triste y gordo, un tipo al piano y la lluvia sobre la claraboya, en fin, literatura.”
El jazz también penetra en el interior de los personajes y está en sus pensamientos, en sus dilemas existenciales, en su desarraigo espiritual…
Es ese jazz que retorna a los elementos básicos del blues, esa música creada por gente marginal, que expresa el sentimiento profundo del dolor.


                                                            Fernando Gonzalez.


09 septiembre 2009

Coldplay en Barcelona




Concierto de Coldplay. Palau Sant Jordi.Barcelona. 6-septiembre-2008

Creo que Coldplay, por su poder de convocatoria, es la banda del momento, para muchos su música es comercial o demasiado empalagosa, para otros en cambio es un grupo que hace buenas canciones con sofisticadas melodías.
Para la presentación en Barcelona de su cuarto disco, “Viva la vida and death or all his friends” (título inspirado en una obra de Frida Khalo), la banda convocó a 18.000 personas en el Palau Sant Jordi, luego de tres años de su última actuación por estas tierras, aunque previo a esta gira europea, el cuarteto británico liderado por Chris Martin realizó una mini presentación de su nuevo disco en mayo, en las ciudades en donde fue grabado: Nueva York, Londres y Barcelona.
De entrada se podía predecir que la exhibición ante un público que esperó durante meses este concierto iba a ser emotivo y vibrante, y la banda lo entendió de esa manera exprimiendo las ganas de conectar con su gente hasta el extremo.
En un buen comienzo con el instrumental Life in technicolor, los londinenses Chris Martin (voz, guitarra y piano), Jon Buckland (guitarra), Will Champion (batería), y Guy Berryman (bajo)
desplegaron su música detrás de un telón transparente, con sintetizadores y guitarras fundiéndose con percusiones africanas y enganchando a continuación el hit Violet Hill al que sucedieron Clocks, In my place y Speed Of Sound, clásicos de su carrera que fueron intercalando durante todo el concierto.Todos estos temas levantaron las voces y los celulares de los presentes.
Continuaron con Cementeries of London, Chinese Sleep Chant y “42”, esta última según dijeron en la conferencia de prensa que “nació para llenar un espacio que nos quedaba y fue parte de nuestro continuo esfuerzo por aglutinar 5 canciones en 1".
Luego el himno generacional de X&Y, Fix You, un hito en la trayectoria de la banda, hizo cantar a todo el mundo hasta perder la voz…
Con un sonido impecable durante toda la actuación, la banda entregó lo mejor de su repertorio en la noche de Barcelona.
Como escenografía la portada del disco ocupaba el fondo. Imagen impactante de la libertad guiando al pueblo, cuadro del siglo XIX de Eugène Delacroix, conformaba una elegante y austera puesta en escena, con haces de luz de rayos láser, acompañada de seis esferas que a su vez eran pantallas en las que se proyectaban imágenes y le daban al show luz y color.
Luego de tocar Strawberry swing el grupo ingresó por una de las dos pasarelas que se metían en el medio de la multitud hasta una plataforma en la que en formato de mini concierto interpretaron God put a smile upon your face y Talk, con un piano, una guitarra y una batería electrónica. Luego Chris Martin solo con su piano interpretó The Hardest Part, entre algunas bromas y falsetes.
Llegó el clímax con Viva la vida, el momento arrollador de la noche, y el público coreó a toda voz el “oooh ooooh oooh oooh oooh” y llegamos a la conclusión que Coldplay ya tiene su propio himno de estadio…
Luego Lost, una de las mejores canciones en vivo siguió con ese clima apoteósico.
Chris Martin, líder indiscutido de la banda es un buen frontman, muy comunicativo y hablador con la gente a pesar de su limitado castellano, (“mi español is fucking terrible”, dijo), corrió de un lado al otro por las pasarelas laterales, y se ganó al público con su carisma, a veces tocando la guitarra y otras sentado al piano.
De repente aparecieron sorprendiendo al público de las plateas en un pequeño escenario de la primera bandeja del estadio para cantar entre la gente! Y allí dieron otro mini recital en formato acústico y ante el delirio de todos interpretaron The scientist, en el mismo tono hicieron la canción country If I should fall from grace with god, y como regalo el baterista Will Champion cantó un tema inédito Death will never conquer.
De vuelta en el escenario comenzaron la recta final con toda la fuerza de Politik, y el clima de fiesta de Lovers In Japan con una lluvia de mariposas de papel fosforescente que inundaron de color todo el recinto.
Finalmente se desplegó una lona con la inscripción “VIVA” cuando tocaron el tema Death and all his friends, con el se despidieron bajo una ovación impresionante.
El único bis fue Yellow, coreado por miles de voces fue un final ideal para un concierto arrollador.
El poder de Coldplay radica en su particular sonido, sobre todo en las melodías, en el buen gusto de los arreglos y en la estructura simple de los temas, pero no en el virtuosismo individual de los músicos, ni en el desarrollo instrumental de las canciones, aunque este último trabajo fue concebido como una obra pop casi sinfónica y con varios toques étnicos, haciendo una apuesta por lo musical , pero lo cierto es que han dejado atrás el riesgo de convertirse en solo un grupo comercial de efímero éxito. Viva la vida y viva Colplay!

                                                            Fernando Gonzalez

Nota publicada en www.mellotronweb.com.ar (Sep.2008) - Argentina.