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30 marzo 2014

"The Raven That Refused To Sing" El mejor disco del siglo XXI


"The Raven That Refuses To Sing (and other stories)"

"The Raven That Refuses To Sing" es el fruto de la inagotable inspiración del genial Steven Wilson, en donde logra superarse a sí mismo creando uno de los discos de rock progresivo más ambiciosos de los últimos tiempos. Es sin dudas la mejor obra de su etapa solista, por su solidez y calidad desde el primer segundo hasta el último. En este trabajo Steven Wilson descarga su caudal de imaginación. Renovador del género, apuesta por un estilo progresivo mucho más setentero e incluso virtuoso.
Las elaboradas composiciones tienen una técnica envidiable, llenas de virtuosismo y compuestas con gran imaginación y dominio de las estructuras. Están dotadas de una atmósfera muy cuidada, de un aire hipnótico, y todas ellas fluyen con naturalidad y sentido, además de tener un nivel altísimo y una gran capacidad para emocionarnos y llevarnos más allá.
Steven Wilson recurre en este trabajo a la experimentación orientada hacia múltiples direcciones y a muchas referencias progresivas. Es una delicada e inteligente combinación con lo mejor de Porcupine Tree, Steven Wilson band y el mejor progresivo de los setenta, altas dosis de jazz rock y virtuosismo por doquier. Cubierto con una pátina de atemporalidad consciente y pretendida, que bien pueda recordar a los clásicos de los setenta, o bien pueda suponer un guiño de modernidad, logra un resultado enigmático y misterioso y a la vez fascinante y adelantado.
Este trabajo es una obra maestra de principio a fin, ya sea por lo anteriormente expuesto, por la impecable producción de Alan Parsons, y en buena medida porque Wilson se ha rodeado de músicos virtuosos juntando a una formación de lujo, de la que ha sabido sacar lo mejor: Guthrie Govan (guitarra), Adam Holzman (teclados, piano), Theo Travis (saxo, flauta), Nick Beggs (bajo) y Marco Minnemann (batería).


"The Raven That Refuses to Sing (and other stories)" en palabras de Steven Wilson:

"Mientras componía el álbum estaba leyendo muchas historias de espíritus y cuentos sobrenaturales de autores británicos como M. R. James, Algernon Blackwood y toda la escuela de principios del siglo XX. Me gustaron y me encontré escribiendo algunas cosas que, incluso instrumentalmente, parecían que estaban tratando de contar algo, como que tenían una especie de narración. Y las dos ideas se juntaron: usar esa música y tomar los cuentos de fantasmas como inspiración para escribir las letras."
Luminol:
"Esta es la historia de un músico ambulante. Fue inspirada por un tipo que toca en mi ciudad. Él está ahí, en la calle, todos los días. No importa qué clima haga; siempre está ahí, tocando su guitarra acústica y cantando las mismas canciones. Nieve, lluvia, viento fuerte, nada detendrá que ocupe ese puesto. Y la cosa es que es terrible, una porquería lo que hace. No parece que mejore nada, no importa cuánto toque las mismas canciones. Yo soy uno de las muchas personas que pasan a su lado todos los días; él forma parte de la misma calle, de alguna manera. De repente se me ocurrió pensar, ¿qué pasaría si (Dios no quiera) si se cayera muerto un día en el medio de la calle? ¿La gente se daría cuenta de que ya no estaría ahí? Entonces, tuve otro pensamiento: él es la clase de persona que está tan establecida en su rutina que ni siquiera la muerte podría detenerlo. De esa manera se me ocurrió que podría caer muerto un día, pero al siguiente él estaría en el mismo lugar, tocando las mismas canciones, como lo ha hecho siempre. Esta clase de idea que alguien puede ser un fantasma en vida, tanto como un fantasma en la muerte. Alguien que es completamente ignorado incluso en su vida no llega a romper la rutina. Ésa es la historia detrás de "Luminol".
Musicalmente, se puede dividir la canción en muchas partes: riffs, armonías, melodías, ritmos. Arranca con una fuerte y excitante parte y después el tema se secciona en el medio, y a continuación le sigue la gran parte con el Mellotron. Finalmente, recapitula el comienzo. Hubo algunas cosas que cambiaron en la grabación, pero en realidad no la cambiamos mucho de cómo la tocamos en vivo. Guthrie era nuevo; él no había tocado la canción antes. Y yo no toqué mucho la guitarra. Una vez que tenés a Guthrie en la banda, das un paso atrás y decís: “Bien, no tiene sentido para mí tratar de hacer solos ahora”.
Drive Home:
"La canción está basada en una historia. El concepto es el de una pareja que conduce un auto en la noche, muy enamorados ambos; el hombre conduce, y su compañera (su esposa o novia) está en el asiento del acompañante, y de un momento a otro desaparece. El hombre enloquece: ¿Qué pasó? ¿Adónde se fue? Él hace todas las cosas obvias: mira debajo de los asientos, se detiene y mira en la ruta, todo eso. La canción trata básicamente sobre el tiempo perdido; es la idea de bloquear el tiempo a causa de algo tan traumático que literalmente lo removés de tu mente. La historia finalmente acaba con el fantasma de la acompañante que regresa, años más tarde, diciendo: “Voy a recordarte ahora qué ocurrió esa noche”. Hubo un accidente de auto tremendo, y ella murió, etc, etc. De nuevo, la idea de un trauma llevando a la pérdida de una parte de la vida del hombre. Él no puede lidiar con la realidad de lo que pasó, así que lo bloquea, es como tomar una cinta y editar una gran parte de ella. Es una muy triste y hermosa canción sobre la pérdida.
Tiene un extraordinario solo de guitarra. El modo de tocar de Guthrie es simplemente sublime. Eso, para mí, es el recuerdo que te deja esta canción. Hice un solo en el demo, sabiendo que quería un solo épico hacia el final. En el estudio, hicimos cuatro o cinco tomas, y cada vez Guthrie reinventaba la idea de lo que el solo podía ser. Fue tan inspirado y tuvo un sentido tan hermoso de lógica y capacidad de contar la historia por sí mismo. Es una toma, sin editar, y es increíblemente brillante. Y está improvisada, Guthrie no planeó nada. Fue una experiencia tan conmovedora el escucharlo tocar el solo, que casi me hizo llorar".
The Pin Drop:
"Por varias razones, ésta es una de las piezas más simples del álbum, pero fue a la vez la más difícil de hacer bien. Todo se trata de la dinámica y el sentido sostenido de tensión y relajación. Hay, realmente, uno o dos motivos musicales en la canción, así que se trata todo de la manera de estructurar las distintas capas. Hicimos más tomas con esta canción que con el resto. En cuanto a la letra, es una de dos canciones, consecutivas en el álbum, acerca de matrimonios y relaciones que van mal ("The Watchmaker" es la segunda). Ambas son canciones que tratan la idea de inercia o espacios dentro de los matrimonios; es el concepto de que podés estar con alguien porque es cómodo y conveniente, no porque exista amor o empatía. La canción está básicamente cantada por la esposa. Ella está muerta, ha sido lanzada en el río por el marido, y está flotando río abajo mientras canta, desde el más allá, desde de la tumba. Es bastante macabra. La idea es que a veces en una relación puede haber mucha tensión como resentimiento y odio callados, que la cosa más pequeña puede desencadenar un episodio violento, y en este caso, uno que termina con una tragedia. El sonido de una aguja al caer en el piso puede ser la cosa que instigue la furia.
Con esta banda, me pude concentrar más en el canto. Traté algo un poco diferente: abrí mi garganta y canté de un modo menos contenido ni controlado. Fui muy inspirado por un cantante llamado Nick Harper (que es el hijo de Roy Harper). Ambos cantan de una forma dramática que me encanta. Pensé en Nick cuando canté. Guthrie toca otro solo extraordinario hacia el final. En esta ocasión fue alimentado por un amplificador Leslie. Soy un gran fanático de los Leslies. Mucha gente los asocia con el pasado, pero yo creo que tiene un sonido atemporal. Amplificaré lo que sea a través de un Leslie: guitarras, teclados, voces. Tiene un sonido tan maravillosamente rico".
The Holy Drinker:
"Esta es casi una broma. Trata de un tipo que es muy beato, muy religioso, sermoneador. Estoy pensando en los tipos evangelistas de la televisión, tipos que les dicen a las personas que están viviendo sus vidas del mal modo y que están perdiendo algo porque no creen en Dios o lo que sea. Este hombre es también un alcohólico, el típico argumento. Él te dice que tu vida es una porquería y que sos malo, que tenés muchos vicios, mientras que él tiene muchos otros por su lado. Un día, se encuentra en un bar y desafía a un extraño al lado suyo a una competición para ver quién bebe más, sin darse cuenta de que esa persona es en realidad el Diablo. Claro, no podés derrotar al Diablo en una competencia de bebida (no podés vencerlo en nada), así que el hombre pierde. La gran ironía es que se reivindica, de alguna forma, pero de la peor manera posible. Es arrastrado al infierno. Es algo graciosa, pero la música más bien oscura. Empieza con una sección de tres minutos instrumental antes de que entre la parte vocal, y ese comienzo tiene un poco de prisa furiosa de energía. Creo que estaba pensando en Mahavishnu Orchestra cuando la escribí. Le sigue un hermoso solo en el Moog, por Adam, similar al clásico estilo de Jam Hammer, y muchos sonidos indecentes en el teclado. Me encanta la última sección, que tiene un sonido perverso. La gente piensa que es una guitarra, pero es un Fender Rhodes, conectado a un amplificador distorsionado. Muchas de estas canciones tienen diferentes motivos que surgen, y me gusta eso. Uno de los sellos de las malas bandas de rock progresivo, si puedo usar ese término (soy bastante ambivalente sobre esto) es que se trata sólo de un montón de secciones ensartadas juntas, que realmente no se asocian. Esta idea de dar gravedad y peso por medio de pedacitos encadenados, es fácil. Yo podría sacar un montón de ocurrencias que están medio formadas, ponerlas juntas a todas en un conjunto “épico” de 20 minutos y decir: “Ahora soy un artista”.
Muchas malas bandas de rock progresivo, particularmente modernas, de rock neo-progresivo, suena así para mí. Es como si no pudieran escribir una canción decente, por lo que salen con un montón de medias-ideas y las ensamblan para hacerlas sonar de manera sustancial. Eso no funciona para mí. Lo que me gusta es tener secciones floreciendo de la misma fuente musical."
The Watchmaker:
"Otra aventura. Esta es la historia del relojero, un tipo que es meticuloso en su oficio, pero que nunca tuvo ninguna clase de explosión emocional, ni expresa violencia o alguna emoción extrema, para nada. El concepto es el de una pareja que ha estado junta durante 50 años o más, principalmente porque era algo conveniente y cómodo. Hay una línea que dice algo como: “Fuiste pensado para ser temporario mientras aguardaba por algo mejor”. Así que es la idea de que ellos se juntaron solamente porque no querían estar solos, y así terminaron juntos por 50 años, aun cuando nunca hubo un sentimiento fuerte de amor entre ambos. Si lo permitís, la vida puede pasarte de lado. El tiempo marca y marca. Si no sos prudente, podés descubrir que tu vida se ha marchado, con esa idea de “Quizá lo haré algún día…” Es un sentimiento muy triste de arrepentimiento, de lo que debía y podría haber sido. A veces ese sentimiento de comodidad puede funcionar como una verdadera droga. El relojero termina matando a su esposa y enterrándola bajo las tablas del piso de su taller. Pero, claro, ella regresa, porque ha estado con él durante 50 años; no iba a dejarlo ahora. Así que de nuevo, está esta idea de la muerte no haciendo ninguna diferencia en una situación. Podés matarme, desmembrarme, enterrarme, pero aun así no me iré. Sobre el final, es muy oscuro, la esposa regresa para llevárselo con ella, algo que es muy clásico en las historias de fantasmas, en cierto sentido.
En cuanto a la música, la sección del comienzo está muy inspirada en la manera en que Genesis usaba sus guitarras acústicas en los comienzos. Nunca fui un gran fan de Genesis; nunca los escuché cuando era chico. Pero comencé a escucharlos más recientemente porque soy un buen amigo de Steve Hackett. Una cosa que adoro de sus primeros discos es el sonido como de campanadas de las guitarras acústicas de 12 cuerdas. Eso devino en la inspiración para crear The Watchmaker. Me gusta entrelazar armonías vocales, dos o tres líneas que trabajan en un contrapunto. Es algo que aprendí de tipos como Brian Wilson, así como de Crosby, Stills & Nash y de Todd Rundgren, y de todos los que tienen fabulosas multipartes armónicas.
Obtuvimos unos muy buenos graves en el disco, gracias a Alan. Hay algo como un solo de bajo en esta canción, uno que escribí y planée meticulosamente. En el pasado, no había muchas oportunidades para mí para poder explorar eso. En mi trabajo solista actual, sin embargo, me retiré de las guitarras pesadas, lo que dejó todo un espacio para cosas como teclados y sonidos de viento, así como este gran y presente sonido grave. Pienso en Geddy Lee o Chris Squire o John Entwistle".
The Raven That Refused To Sing:
"Se trata de una canción bastante sencilla, de nuevo, acerca de la pérdida y la mortalidad. Creo que hubiera sido difícil para cualquiera escribir acerca de la mortalidad sin ser, en algún grado, personal.
Así lo admitamos a nosotros mismos o no, estamos todos obsesionados con la mortalidad. Y debemos estarlo, porque sabemos que algún día dejaremos de existir. Vamos a morir. Es la única cosa que todos los humanos tenemos en común. Y posiblemente, somos la única especie en la tierra que está consciente de su propia e inminente muerte. Ésa es una carga bastante pesada para llevar con uno; y lo afecta todo en la vida.
La canción se refiere a un hombre viejo sobre el final de su vida que está aguardando la muerte. Piensa en el pasado, en su infancia cuando era extremadamente cercano a su hermana mayor. Ella lo significaba todo para él, y él era todo para ella. Desafortunadamente, ella murió cuando ambos eran muy jóvenes. No es autobiográfica; es ficción en ese sentido. Entonces el hombre está ahora en el final de su vida, y nunca ha sido capaz de formar alguna otra clase de relación. Se pasó la vida entera solo, incapaz de relacionarse con otros seres humanos.
Un cuervo comienza a visitar el jardín de este hombre, y el cuervo viene a representar un símbolo o una manifestación de su hermana. La cosa es, su hermana podía cantarle siempre que él se sentía atemorizado o inseguro, y era una calma, una influencia muy grata para él. En su ignorancia, decide que si atrapa al cuervo, éste le cantará, siendo la prueba final de que es, de hecho, su hermana que ha venido a llevárselo a la siguiente vida.
Una de las cosas con respecto a mis letras es que trato de ser simple. Lo hago con la música, también. No me gusta que las cosas sean complejas, intelectuales u obtusas sólo por la razón de serlo. Amo la simplicidad de ciertas frases. Lo realmente especial es poder decir “Te amo” de una forma nueva…es muy difícil de lograr. Hay tantos clichés. Sentirse temeroso de amar a alguien, estar enamorado de alguien…si podés encontrar la forma de que esas cosas suenen frescas nuevamente, eso es algo muy especial para hacer.
La única preocupación que tengo con todos estos muchachos, pero particularmente con Guthrie (mi nuevo guitarrista) es que es un guitarrista por demás extraordinario; es uno de esos tipos que pueden despedazar y tocar muchísimas notas. Puede pasarle el trapo a muchos otros. Me dirigí hacia él con esta canción y le dije: “¿Te parece BIEN? Te estoy pidiendo que toques dos o tres notas”. Pensé que podía ser aburrido para él. Y me respondió: “No, me encantaría hacerlo, porque esas son las tres justas notas, y es lo correcto para tocar en la canción.” Eso, para mí, fue una respuesta profunda.
Si le das a la gente algo donde la simplicidad es la conductora, y se trata todo de los sentimientos… es romper el corazón con una nota en lugar de apelar al intelecto con miles de ellas. ¡Y a la gente le encanta! Guthrie la pasó muy bien tocando esas notas, porque sentía que era lo correcto para esa pieza musical.
Lo más importante es hacer a la gente sentir, conmoverse. Es fácil acudir a su intelecto. Podría escribir algo tonto y complicado, pero lo más difícil es alcanzar el corazón y el alma del otro. Prefiero lo espiritual a lo técnico".

"La música triste, melancólica, deprimente, que es de forma un tanto perversa, me levanta. Encuentro a la música alegre extremadamente deprimente. Yo soy el tipo de persona que responde mejor a la melancolía: me hace sentir bien". Steven Wilson.

                                                        Fernando Gonzalez






27 marzo 2014

El eterno ganso de nieve de Camel



Camel "The Snow Goose Tour 2014"- Barts Theater, Barcelona - 18-marzo-2014.

"The Snow Goose Tour 2014" marca por fin el regreso de Camel después de diez años de ausencia. Superados los terribles problemas de salud que padeció su líder, Andy Latimer (un trastorno sanguíneo que lo llevó a sufrir un trasplante de médula ósea y que lo tuvo al borde de la muerte), la legendaria banda surge a escena con nuevos conciertos en el marco de esta nueva gira europea, conmemorando el 40º aniversario de su obra conceptual "The Snow Goose"(1975), y presentando también una nueva re-edición de la misma. Esta es una historia del escritor Paul Gallico, que inspiró en su momento a Andy Latimer y Peter Bardens (quien murió en 2002) para componer una bella y conmovedora página musical.
Esta obra totalmente instrumental marcó un hito discográfico en la carrera de Camel. En Abril de 1975 el álbum fue presentado en un concierto en el mítico Royal Albert Hall junto a la Orquesta Sinfónica de Londres.
Con la actual formación integrada por Andy Latimer (guitarras), Colin Bass (bajo), Guy LeBlanc, sustituído por un antiguo colaborador de antaño, Tom Scherpenzeel (teclados), Tom Jason Hart (teclados) y Denis Clement (batería y bajo), Camel rinde homenaje a una de sus máximas obras, pero también festeja sobre el escenario la vuelta del maestro Andy Latimer.

El concierto y la historia:
La música nos habla y nos cuenta una historia de amor, que transcurre en la región pantanosa de Essex, una zona aislada al sur de Inglaterra. Un hombre, una niña y un ganso blanco son sus protagonistas...
Los músicos entran a escena y el concierto comienza con la introducción sinfónica de la obra. Los teclados nos transportan a un paisaje natural de otra época y ahí podemos oir a las aves que poblaban el gran pantano ("The Great Marsh"). Entonces aparece Andy Latimer y nos deleita con el sonido de su mágica flauta traversa para presentarnos a Phillipe Rhayader. La melodía que identifica al protagonista es alegremente rítmica y suena muy optimista porque refleja su personalidad solitaria pero noble, fuerte y creativa a pesar de su aspecto grotesco. Sin pausa, "Rhayader goes to town" continúa en la misma línea melódica, aunque el recorrido cambiante y los intensos contrapuntos musicales agregan un sonido melancólico e introspectivo que simbolizan la lucha interior de nuestro personaje cuando se enfrenta a la gente "normal". Texturas ambientales llenan la sala para representar a continuación una melodía de ensueños que nos envuelve y nos transporta a un plano onírico. Y entonces imaginamos el lugar, el faro, y el santuario natural poblado de las aves salvajes que Rhayader cuidaba. La música también nos sugiere la imagen de "Fritha", la niña de doce años sosteniendo a un ganso blanco herido de bala. Las bellas notas que la identifican dan pie a la conmovedora melodía principal de la obra. Se trata del tema "The Snow Goose" (El Ganso de la Nieve), magistralmente tocada por Andy Latimer con el sonido puro y cristalino de su Fender Stratocaster Roja. Tanta belleza sublime nos mantuvo hipnotizados a todos durante su ejecución, y el silencio respetuoso se rompió abruptamente con la primera ovación del público que colmó el recinto del teatro. A continuación "Friendship", con sus graciosos sonidos de fagots nos sugieren los movimientos del ganso ya recuperado y feliz. También el surgimiento de la amistad entre el hombre y la niña, que tiene como punto de unión al ganso blanco. Luego el ritmo de la música se acelera en "Migration", que representa el vuelo o la partida del ave (Rhayader lo bautizó como "La Princesa Perdida"), junto a su bandada migratoria. Mientras tanto Fritha regresa a su casa, y Phillipe se queda solo. La música se aleja como las aves, y la banda nos emociona con un momento musical de increíble sutileza, que nos eleva otra vez ("Rhayader alone"). La energía del fade in del siguiente tema "Flight of the Snow Goose" (El vuelo del Ganso de la Nieve) significa el regreso de las aves y con ellas del ganso de nieve. El punteo de la guitarra expresa la alegría de Rhayader, que sabe que Fritha también volverá, como lo hará cada año. La música se torna más profunda, igual que los sentimientos. Eran tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Habían pasado diez años de ese primer encuentro, y un día Fritha descubre que había crecido y que sentía algo más por ese hombre tan especial. Pero Rhayader había decidido ir con su bote para salvar a los soldados ingleses atrapados en Dunkirk. El ganso de nieve va volando detrás de él. Rhayader se despide de Fritha sin saber que jamás regresará...
Aquí Tom Scherpenzeel, Tom Jason Hart y Andy Latimer, a tres teclados, realizan un magnífico trabajo, y las luces y los efectos le agregan un toque de belleza e intensidad, creando uno de los momentos más conmovedores de la noche. En este contexto bélico la figura del ganso simboliza la paz. En contraste con tanta acción, el interludio, es una melodía melancólica "Fritha Alone", tocada brillantemente por Tom Scherpenzeel sólo con piano, pero luego se vuelve muy intensa y más expresiva, y nuevamente el toque mágico de la guitarra de Latimer nos emociona profundamente. El ganso de nieve había vuelto. ("La Princesse Perdue"). Finalmente Fritha decide quedarse en el faro a cuidar del santuario de Rhayader, hasta que un día lo encuentra destruído por un bombardero alemán, de esa manera el gran pantano volvió a ser un lugar lejano y aislado como antes. Pero entre sus ruinas quedará guardada una historia entre un hombre, una niña y un ave...y Camel lo contó sin palabras a través de una obra maestra absoluta.
Ovación de pie de todo el teatro!


Durante la segunda parte, Camel se dedicó a recorrer algunos de sus mejores éxitos, la mayoría clásicos absolutos de su historia, y también otros temas de su última etapa. Con un sonido excelente favorecido por la fantástica acústica de la sala Barts, pudimos disfrutar de las diáfanas melodías de la guitarra de Latimer en todo su esplendor y de la riqueza de la obra de Camel, esa delicada combinación de elementos tomados de la música clásica, el jazz, el blues e incluso la música electrónica.
Sorprenden con una versión diferente de "Never Let Go", que incluía una introducción acústica, con cuatro guitarras y a tres voces (aquí Denis Clement toca el bajo). Luego se sucedieron los clásicos que nunca faltan en su repertorio "Song Within a Song" y "Echoes". Andrew Latimer, la estrella de la noche, desenfundó su flauta traversa en algunos momentos del show, pero lo que más nos deleitó fueron sus majestuosas intervenciones con su clásica Burny Les Paul.  Siguieron con "The Hour Candle" del disco "Harbour of Tears". Andy Latimer pone un énfasis espacial, entrega y sentimiento, en este tema dedicado en honor a su padre fallecido. Luego "Tell Me" bellamente cantada por Colin Bass, y "Watching the Bobbins", otra del gran "Harbour of Tears". Dejando para el cierre dos temas del último disco de estudio "A Nod and a Wink". Es el momento de Colin Bass, quien durante la primera parte del show pasa casi desapercibido, pero aquí se transforma en el protagonista absoluto de esta graciosa mini ópera, "Fox Hill". Luego en "For Today" también del mismo disco, Latimer despliega puro sentimiento en cada nota de su increíble solo bluseado, de magia pura, con un final épico.
Para el único bis que tocaron, el público enfervorizado pidió a gritos y casi unánimemente la que muchos consideran su obra maestra, "Lady Fantasy". Esta canción es todo un himno, y fue el broche de oro de majestuosidad sinfónica para cerrar un concierto inolvidable.
Fue un placer ver a Andy Latimer en perfecto estado, y después de diez años tocando con la expresividad de siempre, y demostrando una vez más su inagotable talento. Quedamos totalmente plenos y felizmente sorprendidos por lo que vimos, un concierto que fue lo más parecido a un regalo del cielo.

                                                   Fernando Gonzalez














09 marzo 2014

Shine on you, Crazy Transatlantic!


Transatlantic - Sala Razzmatazz 2, Barcelona - 28-febrero-2014.

Con un nuevo disco editado este año llamado "Kaleidoscope", Transatlantic emprendió una gira mundial de seis semanas, la más grande realizada hasta hoy por la banda. Atrás quedó la primera parte a través de los extensos viajes por Norte América y Latino América, la memorable y apoteósica noche del concierto en Buenos Aires, y la experiencia con Jon Anderson y Adrian Bellew en un crucero por el Caribe durante el Progressive Nation at Sea 2014, donde encabezaron el cartel. La etapa por Europa comenzó por Madrid y Barcelona. Como dato curioso, debemos decir que esta gira se caracteriza por lo accidentada, ya que primero Daniel Gindelow (el quinto miembro) debió abandonarla  por enfermedad, siendo sustituído por el flamante cantante de Spock´s Beard, el talentoso Ted Leonard. Luego Mike Portnoy se lesionó una pierna en los ensayos de Madrid, debiendo tocar en condiciones físicas muy disminuídas. Lo bueno es que quedará registrada para la posteridad en dvd la presentación en Colonia, Alemania.

El concierto:
Debo confesar que cada vez que he visto Transatlantic, he vivido una experiencia musical total a través de un viaje por lo mejor del rock progresivo actual. En pocas palabras y para que se entienda mejor: Transatlantic es una odisea musical alucinante.
En la sala Razzmatazz la espectativa era enorme, y después de una larga espera y ante una ovación estruendosa, las cuatro estrellas de la superbanda subieron al escenario y se ubicaron frente a nosotros, con dos tarimas en los extremos, y de izquierda a derecha, Neil Morse en teclados, Roine Stolt en guitarras, Pete Trewavas en bajo, y Mike Portnoy en batería. Detrás de ellos el músico invitado Ted Leonard, con su set de teclados y guitarras.
El concierto comenzó con "Into the Blue", la suite progresiva de casi media hora que abre "Kaleidoscope", el nuevo disco. Su introducción sinfónica fue el principio de una fiesta progresiva de excelentes composiciones y extravagancias vistosas. El tema, lleno de virtuosos pasajes instrumentales y complejos cambios de ritmo que van del pop al jazz, se disfrutó por la naturalidad con la que lo ejecutaron, tocando entre risas, gestos y miradas cómplices (sobre todo entre Morse y Portnoy que se hacían señas desde un extremo al otro). "Into the Blue" fue una muestra de lo que fue el show: una espectacular exhibición de rock progresivo inteligente y melódico.
Si bien el líder compositivo del grupo es Neal Morse, el que dirige el show y se adueña de la banda es el extrovertido Mike Portnoy. Mike es el maestro de ceremonia y anima constantemente al público para cantar y mantener la energía al máximo durante el concierto. Es para destacar su posición en el escenario, muy cerca del público y de costado, que permite ver su gran capacidad técnica e imaginativa y la variedad de recursos que emplea para tocar. La base rítmica que desarrolla junto a Pete Trewavas es de las más contundentes e increíbles que se pueden ver en la actualidad.
La nostalgia y la psicodelia ganan espacio con “My New World”. Aquí Roine Stolt luce su personalidad con su particular estilo de tocar la guitarra, mezcla de progresivo y jazz fussion. También con su peculiar voz ronca y melancólica, a pesar de haber olvidado encender su micrófono a tiempo, lo que generó muchas risas entre los músicos. Con todo el público entregado a sus pies coreando los punteos, "My New World", fue uno de los momentos más intensos de la noche. La diversión continuó cuando Neal Morse con su guitarra acústica se preparaba para cantar el nuevo tema, la balada "Shine". Mientras  iba a comenzar, una mosca se posó sobre un dedo del primer acorde y entre comentarios graciosos siguieron adelante. "Shine" a pesar de ser una balada está llena de arreglos y detalles exquisitos.


Promediando el show llegó el momento de "The Whirlwind", el larguísimo tema estrella de la gira anterior. Esta vez, en formato de medley reducido, con sólo cinco partes de las doce que la componen. Las elegidas de la suite fueron "Overture/Whirlwind", "Rose Colored Glasses", "Evermore", "Is It Really Happening?" y "Whirlwind (Reprise)". Durante los cuarenta minutos ininterrumpidos que duró "The Whirlwind" destacamos, además de las cualidades individuales de los integrantes, el equilibrio que logran entre los pasajes melódicos y los de “escaparatismo virtuoso”. Pero acá hay que hacer un capítulo aparte para Neal Morse. Desde que lo conocí como músico siempre lo admiré por su talento y por sur autenticidad. Y a pesar de que muchos no aceptan que sus letras estén plagadas de un cristianismo personal, no tengo dudas de que Neal escribe desde la honestidad, y con una sensibilidad especial. En "Rose Colored Glasses", se quebró de emoción mientras cantaba los versos de esta canción que le dedicó a su padre ya fallecido. Fue un momento muy especial que jamás olvidaré. Todos cantaron y los músicos se unieron con tanta fuerza que sonaron como nunca, y Roine Stolt hizo el mejor solo de guitarra de la noche.
Después de tanta adrenalina, un divertido duelo de guitarras entre Roine Stolt y Neal Morse sirvió de introducción a otra canción que nos llegó directo al corazón: "We all need some Light", a diferencia de la gira anterior cuando la cantó Roine, esta vez  la cantó Neal como en la versión original. Cada uno de los integrantes cantó una parte, incluso Ted Leonard, quien tuvo una participación fundamental desde lo vocal y lo instrumental en todos los temas, pero su intervención como cantante solista fue espectacular.
Con la potente "Black as the Sky" y su ritmo constante y poderoso, y ante la sorpresa de los que sabían que faltaba "Kaleidoscope", uno de los platos fuertes de la noche, se cerró el set list , y los músicos se retiraron merecidamente ovacionados.
Los bises del final fueron una sobredosis letal de rock progresivo, justamente con mis dos obras preferidas enganchadas: "All of the Above" y la obra maestra "Stranger in your Soul". Al igual que "The Whirldwind" fueron también tocadas en formato reducido. De la primera hicieron las dos partes del principio, "Full Moon Rising" y "October Wind", a las que engancharon con "Awakening The Stranger", "Slide" y "Stranger in Your Soul", de la segunda. Aquí todos los músicos se soltaron completamente, Mike Portnoy tirando al suelo parte de la batería, Pete Trewavas disfrutando como loco esta parte del show, y sobre todo el sueco Roine Stolt bajando a la pista para meterse entre la gente y dar la vuelta para regresar al escenario y tocar el último acorde, el del final...
Estos músicos cada vez que se junten siempre darán cátedra. En cada concierto sonarán complejos y accesibles a la vez, porque sobre su música sobrevolará el espíritu de los más emblemáticos grupos que han pisado la tierra, a través de las melodías de Los Beatles, las bellas texturas musicales de Genesis y los intrincados arreglos progresivos de Yes. Y remarco especialmente esa felicidad que nos queda después de disfrutarlos, porque para ellos la música además de ser todo lo anteriormente expuesto, también es diversión.


                                                           Fernando Gonzalez