Ian Anderson. IX Convención de Tullianos - Auditori Marc Grau, Gavá, Barcelona. 9-julio-2011.
Todos los años la Asociación de Tullianos organiza este singular evento, en el que se homenajea a la banda Jethro Tull, contando con la participación de grupos junto a algunos de los tantos músicos que alguna vez integraron la legendaria banda. Pero en esta oportunidad hubo un invitado de lujo, el más tulliano de todos, un mito, el flautista escocés Ian Anderson.
El lugar del encuentro es un anfiteatro natural en medio de un parque con enormes árboles, en Gavá, a las afueras de Barcelona, sitio ideal para escuchar y disfrutar de canciones del bosque al aire libre. Durante toda la tarde se sucedieron las actuaciones de bandas tributo a Jethro Tull, dentro de un ambiente muy variado en el que se podía ver gente de varias generaciones y de distintos países, despertando nuestra curiosidad los viejos hippies que seguramente son seguidores de la banda desde sus comienzos. Se notaba en el aire algo importante (no lo digo por el humo de marihuana), se notaba que Jethro Tull es una banda de culto, por lo que también se hace difícil hacer una crítica imparcial cuando un artista significa tanto para la música como para quien escribe esta crónica, pero creo que todos los que estuvimos allí presentes esa noche salimos con la sensación de haber vivido una experiencia inolvidable.
Esta vez en formato de trío acústico, acompañado por los notables John O´Hara en piano y Florian Opahle en guitarra, Ian Anderson brindó un grandioso concierto de folk inglés con delicados toques medievales y barrocos. El repertorio elegido, la perfecta ejecución y complementación de estos talentosos músicos, sumada a la calidez del genial trovador con la que se comunica con su público, hicieron de esta tarde noche un momento mágico.
El Concierto:
Como en "A little light music" comenzaron con un blues del año ´68 con Ian Anderson tocando magistralmente su armónica, aún era de día y el clima festivo se notaba en todos los rincones del anfiteatro del parque. Aparece la flauta mágica en "Life is a long song", y en ese tono intimista el trío siguió con "Jack in the green" y "Hair in the wine cup" con acordeón, guitarras acústicas y flauta, y luego "Wond´ring again". Es notable el buen gusto y el cuidado que ponen estos músicos a los finos arreglos en estos temas, un deleite para los oídos exigentes. Entre canción y canción, Ian Anderson se da el lujo de hacer bromas y presentar con su característico tono de voz a la cantante local Eva Basteiro, con la que tocaron "Ladies in black", un fragmento de "Thick as a brick", "The poet and the painter", y "Mother goose". La cantante dió la nota de color sobre el escenario, por ser una mujer cantando temas de Jethro Tull, pero fue la parte menos trascendente del concierto. Lo que siguió a continuación fue lo mejor de la noche, una sucesión de grandes y emotivas canciones, que empezó con John O´Hara en el piano tocando la bellísima "Bach´s Prelude in C major" sirviendo de introducción del clásico "Bouree", con una notable ejecución de Ian Anderson, tocando la flauta con su característico "fluttertonguing". Ese instrumento que por momentos parece cobrar vida propia y que se expresa cual animal salvaje. Ian Anderson también se transforma y enloquece a sus fans mientras hace su típica pose tocando sobre una pierna. El gran músico en todo su esplendor, todo un ícono de la cultura rock. A continuación vino otro momento sublime con "Budapest", uno de los mejores temas de toda la discografía de Jethro Tull. Aquí hay de todo, belleza, misterio, cambios de ritmo, virtuosismo.... todo junto y mucho más en "una noche en Budapest". No fue necesario el solo de guitarra de Florian Ophale haciendo una versión heavy de "Toccata and fugue in D minor" de J.S. Bach con guitarra eléctrica, para demostrar lo grande que es como músico, pero tuvo su ratito de lucimiento personal. Otro gran punto del concierto fue el cierre con dos de sus mejores clásicos: "Locomotive breath" y "Living in the past". El primero en versión acústica se fue transformando a partir del solo de piano en una gran improvisación blusera, y finalmente el cierre con un bellísimo solo de guitarra de Florian Opahle, con aire español al principio, luego clásico, y fiesta flamenca total, con todos los músicos y el público haciendo palmas, y muchos "oles" incluídos.
No creo que Ian Anderson viva en el pasado, ni que sea demasiado viejo para el rock, para mí su vida es una larga canción...pero del bosque.
Fernando Gonzalez
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