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30 noviembre 2011

Psicodelia Congelada

"La arquitectura es música congelada", famosa frase que el filósofo Arthur Schopenhauer creó para unir a dos de las artes más geniales. Desde siempre se trató de comparar a la arquitectura con la música, debatiendo acerca de sus influencias mutuas, ya que ambas tienen una cantidad considerable de puntos en común. Las dos requieren de la inspiración y del aprendizaje constante en su búsqueda infinita, y entre sus elementos comunes podemos citar las partituras y los planos como su soporte técnico. Su total percepción se experimenta a través de su ejecución. Las dos poseen virtudes y cualidades como fuerza, armonía, belleza y expresión, diferentes estilos, y son el reflejo de una época. Se pueden estudiar y analizar diferentes pautas como la técnica, la estructura, el ritmo, el movimiento, los llenos y vacíos, la repetición, etc.
Tanto las grandes obras de la música como de la arquitectura ofrecen clásicos que cumplen con el postulado de Jürgen Habbermas, cuando dice que "una obra vanguardista llega a ser clásica porque una vez fue auténticamente vanguardista", refiriéndose a obras que trascienden las generaciones y el plano de su época.
Pero hubo una época en que la música y la arquitectura fueron psicodélicas...


Los años sesenta se caracterizaron entre otras cosas por el avance tecnológico expresado por una atracción por la imaginería de la era espacial, la influencia de las comunicaciones, los satélites artificiales, la expansión de la televisión, el consumismo de productos y cultura. La llegada del Hombre a la luna provocó una conciencia general y un nuevo concepto del universo. Por otra parte las posibilidades que permitía la tecnología y la creencia del uso sin límites de los recursos energéticos generó una euforia por el consumo masivo dentro de un mundo convulsionado y optimista. En aquella época de ebullición creativa surgieron simultáneamente en Tokyo y en Londres dos movimientos arquitectónicos que proponían una idea de cambio, de movilidad y flexibilidad. Con un concepto de lo eterno en lo cambiante que representaba a la sociedad en movimiento. El primero de ellos, el Metabolismo, proponía ideas de mutación, transformación y crecimiento orgánico; el segundo, Archigram, proponía ideas de flujos que generaban formas mediante imágenes futuristas, conjugando la gráfica del cómic, la psicodelia y la publicidad como un collage pop. Ambas tendencias partían de la necesidad de romper con los modelos establecidos creando una arquitectura radical, totalmente utópica, ya que pensaban en una sociedad con un futuro organizado como ficción, dando como resultado una futurística imposible expresada en proyectos, que conectaban utopía con alta tecnología a través de megaestructuras. Un concepto de la sociedad de consumo tecnificada contraria a la arquitectura funcionalista.

Promediando esa década Los Beatles habían dejado de dar conciertos y se habían refugiado en los estudios Abbey Road para crear las obras que iban a cambiar la música para siempre. El uso de LSD para experimentar les permitió una apertura mental hasta entonces desconocida para ellos y les abrió la puerta a una creatividad infinita, ya nada era real...el mundo estaba cambiando, la música también.
Mientras la filosofía oriental recuperaba al Hombre a través de la transformación espiritual y el crecimiento orgánico, Yoko Ono "recuperaba" a John, una alegoría de la integración entre la cultura oriental y la occidental. Tokyo y Londres estaban en la misma onda...
La música de Los Beatles resume todo el espíritu experimental y de búsqueda de esos años, combinando banda de rock, sinfonismo, música de la cultura oriental y experimentaciones sónicas varias.
Se estaba inventando el futuro de lo que vendría en las décadas siguientes, mediante múltiples trucos que aplicaban en el estudio para tanta abundancia creativa, la tecnología que necesitaban para expresar los sonidos que ellos imaginaban.
El sonido de la música de Los Beatles se expande en "Revolver", disco que combina la electrificación absoluta con la orquesta de cámara. Aquí tenemos algo totalmente innovador, en el tema "Tomorrow Never Knows", un sonido nuevo y psicodélico que aún consiguen llevar mucho más allá en "Strawberry Fields Forever" y en su obra caleidoscópica "Sgt Pepper´s Lonely Hearts Club Band". Esa travesía psicodélica continuó con el surrealismo de "Magical Mistery Tour" y el collage imaginario del mundo fantástico e inocente de "Yellow Submarine", un claro experimento musical y audiovisual de LSD.         

                                     
Este comentario puede sufrir modificaciones, llenarse de imágenes futuristas, mutar, transformarse y crecer orgánicamente a través del tiempo....
                                                     
                                                     Fernando Gonzalez



                                                   

22 noviembre 2011

Bohemian Rhapsody por Marcelo Arce


Este análisis de la obra maestra de Freddie Mercury, "Bohemian Rhapsody", a cargo del profesor  Marcelo Arce en un programa de radio me pareció estupendo para compartirlo en este blog. Solamente escuchen...




Existen muchas opiniones e interpretaciones acerca del significado de "Bohemian Rhapsody" con las que se podrá estar de acuerdo o no, pero éste es uno de los más profundos análisis en lo que respecta a la relación entre la música y el contenido de la letra. Alguna vez se dijo que el "hombre muerto" de la canción no significaba un asesinato ni un suicidio, sino que era al mismo Freddie Mercury al momento de asumir su homosexualidad enterrando al viejo hombre. Lo mismo ocurre con la parte más heavy de la canción, que puede ser interpretada como el enojo de la madre a causa de la confesión del hijo que ha matado a un hombre, o como su propia rebelión contra el diablo, o como la que relata Marcelo Arce en este programa de radio. Las opiniones pueden ser aún muchas más, pero en lo que seguramente todos coincidimos es en que "Bohemia Rhapsody" es una de las más grandiosas creaciones de nuestro tiempo....Any way the wind blows...

                                                    Fernando Gonzalez


21 noviembre 2011

Spinetta Jade allá lejos y hace tiempo...

Un entrañable recuerdo de un momento inolvidable. Una vieja foto del encuentro con un grande de la música,  Luis Alberto Spinetta, en uno de sus mejores momentos de su carrera, cuando con su banda Spinetta Jade presentaba "Los niños que escriben en el cielo". Era en febrero del año 1982, en Necochea...
Comparto una letra y un comentario:


No te busques ya en el umbral (Umbral)

Estás perdiendo el tiempo pensando, pensando
estás fuera de la vida jugando y perdiendo.
Comes tu conciencia, manzano en la nada,
y qué dirán las sombras de todo tu regreso.
Tu ser sin querer se abrirá de la luz
se irá sin saber que lo amaban.
Deambulan los perros en busca de agua,
y como pasa el tiempo sin fuego, sin fuego.
Ángel de los pobres pequeña armonía
algo tiene un ensueño en este insomnio.
Tu ser sin querer se abrirá de la luz,
se irá sin saber que lo amaban.
Ya dejaste tu día buscando las moras,
hablando de los niños que escriben en el cielo.
Apocalipsis de aire, de aire,
termina todo ese oro en tus bolsillos.
Perdido en el mundo, tu ser te dolerá al fin,
ombligo de piedra marcado.
No te busques más en el umbral
para que sepan la forma de tu alma.
Y que siga la melodía...


El umbral
Lo primero que llama la atención es el título de la canción, considerado en extenso. Si bien es conocida como "Umbral", se llama "No te busques ya en el umbral (umbral)”. Igual que Manon Lescaut, que en realidad es " Historia del Caballero Des Grieux y Manon Lescaut" y que todos conocen simplemente por “Manon”. Imposible considerar que esta extrañeza no tenga un profundo sentido, ya que en la exégesis spinettiana, nada es producto del azar. Como en un texto sagrado es necesario descubrir el significado de cada palabra. Propugno, sin dilaciones, la publicación de las letras del Flaco en papel biblia. Quiero sentir entre los dedos el fino papel, que el texto, a través del tacto, imponga el respeto de las cosas sagradas.
Vayamos al asunto. La repetición de la palabra umbral, sumada al paréntesis, señala con toda seguridad que aquí se encuentra la llave de toda la canción. Umbral. El sutil límite que divide la casa del jardín, el adentro del afuera, el interior del exterior, lo público de lo privado, el Paraíso de la Tierra. El umbral es un no lugar, una línea que define dos espacios. Nada es igual dentro o fuera del umbral. Umbrales, físicos, culturales, psicológicos, morales. Universo del umbral. O mejor, como diría, Ortega: multiverso. A todos esos hace referencia la letra. A todos y a ninguno en particular. Al hecho de que existan y a cómo actúan sobre alguien indeterminado. A vos, a mí, e él, a nosotros, a ellos. La experiencia de quedar fuera. Fuera de la vida, del Amor, de la Luz, de Dios, si queremos leerlo en clave mística. O del Primer Mundo, si le buscamos el perfil político. ¿Por qué no? La lectura queda abierta para que cada uno cargue la historia que quiera. ¿Quién acaso nunca tuvo la experiencia del "umbral"? ¿Quién nunca se quedó fuera, "jugando y perdiendo"? "El que este libre de pecado que arroje la primera piedra".
El hijo pródigo
A mí, para no esquivarle el bulto a alguna referencia más encarnada, esta letra siempre me hizo pensar en la parábola del hijo pródigo. El umbral de la casa del Padre, el umbral del Amor del Padre. El pecado. Desde allí afuera observa lo que dejó, evalúa lo que se perdió, se "come" la conciencia. Piensa en los que quedaron del otro lado, en la casa. Cómo juzgarán la decisión de cruzar. Quizás con dureza, o con envidia. "Qué dirán las sombras" sobre tu regreso. Mientras "deambulan los perros" y el tiempo pasa inútil "sin fuego, sin fuego", sin Amor. Un tiempo de "ensueño" y de "insomnio". El recuerdo de lo que se perdió por buscar "las moras" del placer. Habitar el pecado, en el pecado. El dolor de estar "perdido en el mundo" (¿Habrá el Flaco leído a Heidegger?). Decepcionado de sus promesas, moras que resultaron amargas. El dolor de ser sin Ser, fuera del Ser.
Terminar, pues, el "oro de los bolsillos" y volver, cruzar de nuevo el umbral. Observándolo no encontrarás jamás la "forma de tu alma". El umbral existe para ser cruzado, no observado. No te busques más ahí. ¡Cruza! Y que siga la melodía.

Extraído del Blog: La herida de París.





13 noviembre 2011

Fly From Here Tour - Yes en Barcelona



Yes "Fly Fron Here Tour"- Sant Jordi Club, Barcelona - 5-noviembre-2011.


Es la quinta vez que veo a Yes, una de mis bandas favoritas. Siempre la ví con diferentes integrantes por los muchos cambios a los que nos tienen acostumbrados a lo largo de su historia. Pero esta vez, las notables ausencias de Jon Anderson y Rick Wakeman, dos de los integrantes históricos más importantes que hicieron de Yes la mejor banda de rock sinfónico, hacían de la actual formación la menos impresionante, la menos legendaria...Había una gran curiosidad por ver al nuevo vocalista, el canadiense David Benoit, cumpliendo la difícil tarea de reemplazar a Jon, además de la presentación del nuevo trabajo "Fly From Here", y de algunos temas de "Drama", que casualmente grabaron sin Anderson ni Wakeman, y justamente con Geoff Downes, el actual tecladista de la banda.
Lo cierto es que un concierto de Yes siempre será un placer para los oídos progresivos, y por ser una banda mítica, es suficiente para volver a verla.
El Concierto:
Ante una ovación luego de la atmósfera creada por el clásico "Pájaro de Fuego", el concierto comenzó con "Yours is no Disgrace", y "Tempus Fugit" en versión ralentizada. Mientras nos acomodábamos a los nuevos integrantes, y sobre todo al nuevo cantante, tuvimos la sensación de que la banda no arrancó con la energía esperada.
Liderados mucho más que antes por Chris Squire, que por cierto se lo notaba muy feliz, el show continuó con dos de sus máximas obras, los clásicos "I´ve seen all Good People" y "And you and I", composiciones que rozan la más absoluta perfección, destacándose el maestro Steve Howe, quien estuvo brillante desde el principio. Howe fue el coloso de la noche, y durante todo el concierto brindó una clase magistral con sus guitarras, su estilo (y sus poses) y sus sonidos tan característicos. Como siempre lo suyo fue una maravillosa exhibición. Estas buenas versiones levantaron al público en general.  Benoit David se esfuerza, canta bien, es simpático, pero no es Jon Anderson, por ejemplo en "And you and I" no llega a los exigentes agudos de Jon en el coro, limitándose a cantar la línea del contralto. Creo que sin Anderson, Yes no es lo mismo...
Por otra parte, el sonido de los teclados de Geoff Downes no convenció, ya que por momentos se perdía y muchas veces los teclados no sonaban por igual, problema que se fue corrigiendo a medida que avanzaba el show.
Como en todos los conciertos de Yes, nos ofrecen un set acústico a cargo del maestro Steve Howe, quien presentó "Solitarie" la nueva pieza en solitario de "Fly From Here", a la que enganchó la infaltable "The Clap", clásico que siempre interpreta acompañado por las palmas y la complicidad de la gente.
Los músicos regresan para presentar el nuevo trabajo a través de una excelente ejecución de la canción épica del disco  "Fly From Here".  La suite completa de casi media hora fue uno de los mejores momentos de la noche. Si bien el álbum tuvo críticas de ser poco consistente, es en esta parte del show cuando Benoit David se siente más cómodo cantando con energía los temas que él grabó, sin tener que clonar la voz de Jon Anderson. Además de participar activamente en la parte instrumental tocando guitarra acústica y haciendo percusión. En esta parte del show la banda suena mucho más ajustada, sobre todo en los teclados.
A continuación tocaron "Wonderous Stories"...aquí se echó de menos como nunca la figura casi sagrada y el carisma angelical de Jon Anderson, es una canción sublime, mística, y que está completamente identificada con su voz y con su ángel...
Luego con "Life on a Film Set" dieron por concluída la presentación de los nuevos temas, para levantar a todo el estadio con el hit mundial "Owner of a Lonely Heart". El dato curioso es que fue presentada por Steve Howe, que siempre la detestó y además tocó el solo, que jamás ejecutó, ya que siempre estaba a cargo de otro guitarrista (Rabin o Sherwood,  por ejemplo) y por supuesto lo cambió completamente...
La recta final fue una demostración del gran sonido complejo y sinfónico del grupo y las virtudes de cada integrante de la banda. "Machine Messiah", del disco "Drama", que según tengo entendido nunca tocaron en vivo, fue el momento máximo del concierto con una excelente interpretación de Geoff Downes, que casi todo el show estuvo de espaldas al público, y que aquí por fin se luce haciendo maravillas con los teclados, luego saliendo al medio del escenario para demostrar sus habilidades con su teclado portátil. Con la banda a full, en pleno clímax y a pura emoción, una gran versión de "Starship Trooper" finalizaron el set list mientras que el único bis que tocaron al volver a escena fue "Roundabout", uno de los grandes clásicos que nos dejaron para el cierre con la correspondiente y merecida ovación de todo el estadio.
Siempre es un placer ver tocar a Yes, y aunque los hemos podido ver en tiempos mejores y mucho más jóvenes, nos brindaron un show espectacular. Se les nota el paso del tiempo, y como siempre digo, ya no son los mismos...nosotros tampoco...

                                                         Fernando Gonzalez


22 julio 2011

Cuando la vida es una Larga Canción (del bosque)


Ian Anderson. IX Convención de Tullianos - Auditori Marc Grau, Gavá, Barcelona. 9-julio-2011.

Todos los años la Asociación de Tullianos organiza este singular evento, en el que se homenajea a la banda Jethro Tull, contando con la participación de grupos junto a algunos de los tantos músicos que alguna vez integraron la legendaria banda.  Pero en esta oportunidad hubo un invitado de lujo, el más tulliano de todos, un mito, el flautista escocés Ian Anderson.
El lugar del encuentro es un anfiteatro natural en medio de un parque con enormes árboles, en Gavá, a las afueras de Barcelona, sitio ideal para escuchar y disfrutar de canciones del bosque al aire libre. Durante toda la tarde se sucedieron las actuaciones de bandas tributo a Jethro Tull, dentro de un ambiente muy variado en el que se podía ver gente de varias generaciones y de distintos países, despertando nuestra curiosidad los viejos hippies que seguramente son seguidores de la banda desde sus comienzos. Se notaba en el aire algo importante (no lo digo por el humo de marihuana), se notaba que Jethro Tull es una banda de culto, por lo que también se hace difícil hacer una crítica imparcial cuando un artista significa tanto para la música como para quien escribe esta crónica, pero creo que todos los que estuvimos allí presentes esa noche salimos con la sensación de haber vivido una experiencia inolvidable.
Esta vez en formato de trío acústico, acompañado por los notables John O´Hara en piano y Florian Opahle en guitarra, Ian Anderson brindó un grandioso concierto de folk inglés con delicados toques medievales y barrocos. El repertorio elegido, la perfecta ejecución y complementación de estos talentosos músicos, sumada a la calidez del genial trovador con la que se comunica con su público, hicieron de esta tarde noche un momento mágico.
El Concierto:
Como en "A little light music" comenzaron con un blues del año ´68 con Ian Anderson tocando magistralmente su armónica, aún era de día y el clima festivo se notaba en todos los rincones del anfiteatro del parque. Aparece la flauta mágica en "Life is a long song", y en ese tono intimista el trío siguió con "Jack in the green" y "Hair in the wine cup" con acordeón, guitarras acústicas y flauta, y luego "Wond´ring again". Es notable el buen gusto y el cuidado que ponen estos músicos a los finos arreglos en estos temas, un deleite para los oídos exigentes. Entre canción y canción, Ian Anderson se da el lujo de hacer bromas y presentar con su característico tono de voz a la cantante local Eva Basteiro, con la que tocaron "Ladies in black", un fragmento de "Thick as a brick", "The poet and the painter", y "Mother goose". La cantante dió la nota de color sobre el escenario, por ser una mujer cantando temas de Jethro Tull, pero fue la parte menos trascendente del concierto. Lo que siguió a continuación fue lo mejor de la noche, una sucesión de grandes y emotivas canciones, que empezó con John O´Hara en el piano tocando la bellísima "Bach´s Prelude in C major" sirviendo de introducción del clásico "Bouree", con una notable ejecución de Ian Anderson, tocando la flauta con su característico "fluttertonguing". Ese instrumento que por momentos parece cobrar vida propia y que se expresa cual animal salvaje. Ian Anderson también se transforma y enloquece a sus fans mientras hace su típica pose tocando sobre una pierna. El gran músico en todo su esplendor, todo un ícono de la cultura rock. A continuación vino otro momento sublime con "Budapest", uno de los mejores temas de toda la discografía de Jethro Tull. Aquí hay de todo, belleza, misterio, cambios de ritmo, virtuosismo.... todo junto y mucho más en "una noche en Budapest". No fue necesario el solo de guitarra de Florian Ophale haciendo una versión heavy de "Toccata and fugue in D minor" de J.S. Bach con guitarra eléctrica, para demostrar lo grande que es como músico, pero tuvo su ratito de lucimiento personal. Otro gran punto del concierto fue el cierre con dos de sus mejores clásicos: "Locomotive breath" y "Living in the past". El primero en versión acústica se fue transformando a partir del solo de piano en una gran improvisación blusera, y finalmente el cierre con un bellísimo solo de guitarra de Florian Opahle, con aire español al principio, luego clásico, y fiesta flamenca total, con todos los músicos y el público haciendo palmas, y muchos "oles" incluídos.
No creo que Ian Anderson viva en el pasado, ni que sea demasiado viejo para el rock, para mí su vida es una larga canción...pero del bosque.

                                                             Fernando Gonzalez

                                                           

13 julio 2011

NyC con Plácido Domingo (amigos para siempre...)


Plácido Domingo - Teatro Liceu, Barcelona. 9-julio-2011.

Este post es simplemente para dejar un testimonio del encuentro con un grande de la música, el señor Plácido Domingo, uno de los cantantes líricos más grandes de todos los tiempos.

31 mayo 2011

Pendragon pasión nueva



Pendragon - Sala Bikini, Barcelona - 29-abril-2011.

La visita de Pendragon, legendaria banda de rock "neo-prog", nos hacía gran ilusión, ya que pasaron varios años de la última vez que tuve la suerte de verlos, sumado a la curiosidad del cambio musical que la banda ha experimentado en sus dos últimos trabajos. Aclaro que Pendragon no abandonó su particular estilo progresivo melódico, sino que, a lo que habitualmente conocemos le ha incorporado elementos orientados hacia el metal progresivo, logrando un sonido más directo y pesado. En palabras de uno de sus integrantes, el hiperactivo tecladista Clive Nolan, la presencia del nuevo sonido en los dos últimos discos se debe a que -"En el 2003 estábamos buscando algo excitante de nuevo en la música y muchas bandas de metal estaban haciendo cosas interesantes, como Rammstein, Opeth, Foo Fighters, un tipo de metal mezclado con otros sonidos y con grandes canciones. Todo eso me interesó muchísimo..."
El concierto:
La noche comenzó con una breve actuación intimista de Andy Sears, cantante de Twelfth Night, banda de culto neo progresiva de los 80´s, quien nos cautivó con su gran voz y su buena ejecución de todos sus temas al piano. Como cada vez que toca por estos lugares, se ganó al público con su simpatía y hablando en perfecto castellano. Enseguida subieron los músicos de  la legendaria banda Pendragon ante la ovación de las doscientas personas que los estábamos esperando. El show arrancó con el característico sampler que abre el nuevo trabajo "Passion". A partir de ese momento se sucedieron mágicas pinceladas de casi todos sus discos, con un set list integrado por solo doce temas o himnos propios, que en realidad fueron doce largas suites con extensos pasajes instrumentales. Continuaron yendo de un extremo al otro, "Back in the Spotlight", un  tema que se remonta al año 1990. Para seguir con "Ghosts" y con una de las canciones más interesantes de su discografía "Not of this world", incluída en el disco del mismo nombre, una pequeña obra maestra. Es bueno ver a Pendragon transmitiendo esa energía renovada, ya que hace un tiempo los problemas financieros estuvieron a punto de disolver la banda, pero gracias a la aceptación de los dos últimos trabajos la banda pudo salir adelante. Su líder y fundador, Nick Barret, en guitarras y voz, como siempre se mantuvo muy comunicativo con la gente durante todo el show. La imagen actual de Barret es el reflejo de los cambios que experimentó su banda, muy excedido de peso pero feliz. Siguieron con "If I were the wind (and you were the rain)", "The freak show", para continuar con dos temas largos del nuevo disco "Passion", primero "Empathy", una  preciosa suite, que es el tema principal. y luego "This green and pleasant land", tema que nos atrapa con el coro del estribillo muy pegadizo y que gana gran intensidad al final. Los interesantes cambios de ritmo y los intensos pasajes de guitarra nos indican que será un clásico de la banda a medida que el grupo continúe haciendo giras. Históricamente para los más metaleros, Pendragon siempre fue un grupo un poco blando, y para los progresivos es demasiado melódico. Actualmente el sonido nuevo tiene en vivo una frescura sorprendente. Luego siguió "Nostrodamus" (Stargazing) del disco "Windows of life", y finalizaron con otro temazo, "Indigo" de la nueva etapa, lleno de energía y de una calidad excepcional, tema que para todos es el nuevo clásico, ovacionado por el público es el abanderado del nuevo Pendragon. Para remarcar el brillante trabajo de Clive Nolan en teclados, y los excelentes el solos de guitarra de Nick Barret, limpios y perfectos! Completan la formación, el bajista Peter Gee, quien realiza un trabajo brillante y sólido, además toca en algunas partes el sintetizador. Y para destacar el nuevo integrante de la banda el baterista-estrella Scott Higham. Su performance fue una gran demostración de técnica y contundencia, haciendo también coros, participando activamente del show y conectando muy bien con el público. Para cerrar, los bises que tocaron fueron dos grandes temas de su gran obra "The masquerade overture" (1996). El primero, "Paintbox", el gran clásico de la banda, y finalmente la emocionante "The last man on earth",  fueron el broche de oro del final.

                                                            Fernando Gonzalez

Nota para "La Salamandra" (otro programa de rock`n`roll).

06 mayo 2011

El discreto encanto de Roger Hogdson

 Roger Hogdson - Palau de la música catalana, Barcelona - 31-marzo-2011.
XII Festival del Mil.leni

Hace unos meses vimos a Supertramp sin Roger Hogdson ofrecer un concierto con mucho virtuosismo instrumental muy elaborado,pero un poco frío en todo lo demás. Anoche vimos a Roger Hogdson sin Supertramp ofrecer un concierto con el que logró emocionar a todo el público con un repertorio de canciones simples pero preciosas y por demás conmovedor. Roger nos brindó un show totalmente intimista y cálido, dejándonos una profunda sensación de armonía y belleza.
Solamente dos personas en el escenario, Roger tocando piano, guitarra acústica y teclados, y su único músico acompañante, el genial Aaron mac Donald, tocando saxos, flautas, teclados, piano, percusión y coros. Ellos dos transmitieron más emociones que la actual formación de Supertramp liderada por Rick Davies. El concierto fue prácticamente un repaso de los clásicos que Hogdson compuso cuando lideraba a su ex banda. La primera parte del espectáculo se abrió con "Take the long way home", un tema que provocó emociones varias y una ovación. Luego el breve "Surely", del primer disco de Supertramp, y el clásico de clásicos "School", otro momento sublime.
Durante la noche, Roger Hogdson, fue alternando pasajes con guitarras acústicas y su piano de cola. Con guitarra acústica hizo un viaje a los tiempos de "Crisis, what crisis?" tocando "Easy does it", mientras el público acompañaba el particular silbido, y luego "Sister moonshine", y también la nostálgica y folk "C’est le bon". Los momentos más tranquilos se vivieron con Roger frente al piano o en el sintetizador ínterpretando sus geniales baladas con su voz de ángel, entre las que se destacó la preciosa "Lovers in the wind", una canción de profunda belleza. Seguidamente presentó como una canción "muy especial" para él a "Hide in you shell", con una gran interpretación de saxo a cargo de Aaron mac Donald. Luego vino, según mi criterio, la mejor parte del show con el maravilloso sinfonismo de "A soapbox opera", una pequeña obra maestra. Siguió con la balada celta "Along came Mary", de su último disco solista "Open the door", para cerrar la primera parte con un viaje a los tiempos más gloriosos de Supertramp, con los hits mundialmente famosos "Breakfast in America" y "The logical song" ante el delirio total del público.
Hogdson conserva aún su buena voz y mantiene su alto registro tan particular para cantar. Su calidez personal y su permanente contacto con la gente contagia emociones, y se le nota feliz por eso.
La segunda parte arrancó con una de las mejores obras de la mítica banda británica: "Child of vision", a la que siguieron otras famosas baladas como la inolvidable "Lord is it Mine", "Know who you are", "Don't leave now", y la inédita "The awakening" compuesta en 1979. "Dreamer" levantó de las butacas a casi todos para hacer palmas, y finalmente la sinfónica "Fool’s overture" (a la que creo le faltó una banda de apoyo).
Con un público bastante maduro y completamente entregado, el concierto finalizó con los bises "Two of us", la fantástica "Give a little bit" y la pegadiza "It’s raining again", con todo el mundo cantando.
Roger Hogdson nos regaló una gran noche de buena música, algo normal en este recinto, el grandioso Palau de la música catalana.

                                                      Fernando Gonzalez

Nota para "La Salamandra" (otro programa de rock`n`roll).



27 abril 2011

La Pared Infinita de Roger Waters


Roger Waters "The Wall Live"- Palau Sant Jordi, Barcelona - 29-marzo-2011.

"The Wall" es el disco más vendido de la década del ´70,  fue editado en 1979 y llevado al cine por Alan Parker en 1983. En su día Pink Floyd lo presentó en una gira de 31 conciertos, que debido al altísimo costo de producción sólo se pudieron realizar en cuatro ciudades: Los Angeles, Nueva York, Londres y Dortmund. Años más tarde, en 1990, Roger Waters ya alejado de Pink Floyd, realizó el megaconcierto con artistas invitados llamado "The Wall en Berlín", para conmemorar la caída del muro que dividía la ciudad. Hoy a más de treinta años de su aparición, Roger Waters reivindica "The Wall" como su gran obra maestra, aprovechando los últimos adelantos tecnológicos para sorprender con un show multimedia increíble y actualizando el mensaje original para hacer una crítica sobre los problemas mundiales actuales.
"The Wall", esta fantasía megalómana de Roger Waters, ya no es solamente la historia de un hombre asustado que construía un muro a su alrededor. Aquella metáfora del aislamiento individual hoy se convierte en un alegato antibelicista.  En palabras de su creador: "The Wall ahora tiene una lectura más amplia, esta vez el espectáculo tiene más que ver con la manera en que construímos muros alrededor de fronteras nacionales, políticas e ideológicas, y cómo necesitamos ayudarnos para derribarlos".
El show:
Desde el comienzo percibimos que esta nueva versión de "The Wall " es mucho más que un concierto, es un espectáculo audiovisual de rock apabullante que llega más allá de lo que cualquier ser humano ha visto. Por momentos me quedé sin palabras ante tan impresionante despliegue de talento musical y visual.
El principio con "In the flesh?" no pudo ser más impactante. La presencia de Roger Waters vestido de negro domina el escenario adornado por banderas, hasta que todo es totalmente invadido por pirotecnia, sonidos envolventes y explosiones de guerra, pero lo más increíble es el avión Spitfire que cruza por encima de las cabezas de la gente para estrellarse contra un extremo del escenario. Tremendo! Todos quedamos alucinados. Después de tanta adrenalina pasamos a la calma intimista de "The thin ice", con imágenes proyectadas de fichas de víctimas de la guerra omnipresente durante todo el concierto, también hace su presentación el vocalista Robin Wykoff , quien se encarga de cantar las partes de David Gilmour. La pared incipiente comienza a tomar forma a medida que los operarios van colocando grandes bloques mientras la banda toca el hit mundial "Another brick in the wall Part 2". Aquí aparece un gran muñeco gigante del profesor tirano, quien es increpado por un grupo de niños que corean el famoso estribillo, y aunque cantaron en playback el resultado final fue genial. Los guitarristas Dave Kilminster y Snowy White se reparten los solos en este tema. Roger Waters con su guitarra acústica canta "Mother", y nos sorprende con un truco tecnológico haciendo un dúo consigo mismo proyectado en la pantalla gigante circular, extraído de una grabación del concierto de Earls Court de 1980. Mientras Roger cantaba, un muñeco gigante de la posesiva madre lo observaba, y en la pared se podía leer "The big mother is watching you".  Snowy White, guitarrista que ya colaborara con Pink Floyd, ejecuta el inolvidable solo de guitarra. Imágenes de  blancas palomas que dejan paso a bombarderos B52, quienes arrojan una lluvia de símbolos religiosos y de empresas multinacionales nos conmueven en la preciosa "Goodbye blue sky" que se engancha con "Empty spaces" y con el tema puente "What shall we do now?", temas que muestran los impresionantes dibujos de Gerald Scarfe, utilizados en la película de Alan Parker y en el concierto de Berlín. Era un placer disfrutar de la perfección del sonido envolvente, los efectos especiales e imágenes proyectadas muy cuidadas en esta parte del show. Luego la rockerísima “Young lust” y “One of my turns” nos conducen a la desgarradora “Don’t leave me now". Aquí aparece el muñeco que representa a la mujer que destrozó sentimentalmente a nuestro protagonista. Podemos destacar que Roger Waters se ha esforzado enormemente en clases de canto para cantar en buen nivel y hasta superar lo hecho en giras anteriores, y en ciertas ocasiones abandona el bajo para dedicarse sólo a cantar y a la interpretación teatral en algunos momentos. Con la pared casi levantada “Another brick in the wall Part 3” y "The last few bricks", no incluída en el disco original, se prepara el mágico final de la primera parte, y con la última nota de “Goodbye cruel world” el muro se cierra.


En el comienzo de la segunda parte nos enfrentamos al inmenso muro que cubre todo el escenario con sus 70 metros de largo y más de 10 de alto. Pero detrás de la pared que recién se ha levantado, la banda está tocando "Hey you" y se crea un momento mágico porque sólo vemos un muro frío, amenazante, que gracias a los efectos especiales parece cobrar vida y será el gran protagonista de la noche.
Se abre una pequeña ventana para que Roger cante la desoladora "Is there anybody out there?", y aparece Snowy White para tocar el magnífico solo de guitarra. Luego se abre otra ventana en donde vemos un living con Roger Waters sentado en un sillón mirando televisión, y canta la conmovedora “Nobody Home". Waters continúa solo para cantar "Vera" y “Bring the boys back home” en donde se proyectan emotivas imágenes de niños norteamericanos abrazándose con sus padres cuando regresaron de la guerra de Irak. A continuación llega el momento sublime de la noche, el más esperado por todos, "Confortably Numb", el pasaje memorable de esta ópera rock, que nos muestra a Roger haciendo de frontman solitario ante la inmensidad del muro, mientras la banda aún permanece detrás. Aparece sobre el muro Robbie Wicoff  que interpreta con su estilo el emotivo estribillo que cantara David Gilmour, pero la gran performance de la noche es la de Dave Kilminster, excepcional guitarrista que ya trabajó para Waters, quien se luce tocando de manera impecable en lo alto de la pared, el solo de guitarra fiel al espíritu del tema. El realismo de los efectos sobre el muro hacen que cobre profundidad y movimiento, y tras un golpe de Roger, éste estalla y se abre interiormente despojándose de la pesada piel de ladrillos grises, para emitir maravillosas imágenes de luces y colores. Finalmente vuelve a cerrarse...
La banda aparece por delante de la pared para tocar "The show must go on", con todos los músicos vestidos con uniformes. En esta parte todo cambia. La estética totalitarista se apodera del escenario, y se suceden las conocidas imágenes que hacen guiños al la simbología nazi o soviética, mientras se une Waters luciendo un abrigo largo y anteojos negros, listo para cantar la segunda parte "In the flesh". Un jabalí negro (que sustituye al famoso cerdo volador de Pink Floyd) surca el espacio, y luego Roger en un acto de locura finaliza la canción disparando al público con una ametralladora. "Run like hell" muestra inscripciones de Kafka y George Orwell sobre la pared que ahora luce una arquitectura monumentalista, aunque constantemente va cambiando de forma que nos asombran. La pared nos habla, nos inquieta, nos incomoda y nos aplasta.  Luego “Waiting for the worms” con Roger cantando con un altavoz, muestra las imágenes de la película de Alan Parker, con el particular ejército apocalíptico de martillos marchando imponente. "Stop" da el paso justo para el delirio teatral en el que Waters interpreta las voces de todos los personajes de "The trial", que llega al clímax con la demolición final del muro, una escena escalofriante. La euforia y la emoción nos desbordan por todas partes. Unos minutos después, la banda aparece entre los escombros para tocar la acústica "Outside the wall" y despedirse del público. El resultado final es tan apabullante que es imposible no sentirse tocado, es una experiencia total, musical y emocional.  "The Wall" es uno de los espectáculos más impresionantes jamás ideados en nuestra cultura popular del rock, donde el virtuosismo técnico y el perfeccionismo visual alcanzan un nivel superlativo. Creo que el Roger Waters que vimos hoy dista mucho de aquel hombre cínico, angustiado y desesperado de hace más de 30 años. Este es un hombre sesentón amable que disfruta y celebra la grandeza de su obra maestra, la más ambiciosa del rock de todos los tiempos.
                                     
                                         Fernando Gonzalez

Nota para "La Salamandra", (otro programa de Rock´n´roll).